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10 agosto 2009

"Nuestra conciencia linda entre lo trágico y lo cómico"

Llega el estreno de "El secreto de sus ojos", película de Juan José Campanella que hurga en una temática atrapante y poco convencional.
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Ubicado relajadamente en la cálida productora "Cien Bares" de su amigo y director Juan José Campanella en la zona de Chacarita, el actor Ricardo Darín da rienda suelta a toda esa gala de simpáticas conductas que lo ubican descontracturando todo, capaz de ponerse a jugar al pool con un viejo cronista de música, burlarse de los ruidos que provocan todos los celulares allí funcionando o provocar risas entre sus colegas cuando alguna pregunta se ubica en un estrato más comprometido. El próximo jueves se conocerá "El secreto de sus ojos", thriller en el que comparte tareas protagónicas con Soledad Villamil, Guillermo Francella y José Luis Gioia, entre otros, un proyecto que explica sucintamente cuando los flashes dejan lugar a las palabras.

"Es una historia de amor que se toca tangencialmente con un caso concreto ocurrido en un juzgado, los personajes se conocen desde esa época. Somos investigadores de campo pero el núcleo de la película está atravesado por estas dos historias, como el tema viaja en el tiempo. Espósito está a punto de jubilarse y decide escribir sobre esta historia que le quedó grabada en su cabeza y su vida. Ellos en un momento toman una decisión y por falta de coraje o valentía no activan esa relación, pero al desandar ese camino policial la situación revitaliza la relación existente entre ambos".

Develando detalles del rodaje, Darín agrega que "filmamos en el juzgado todo el tiempo, allí seguían la actividad, no es que cerrarán para que nosotros filmáramos, a la noche bajábamos los monitores y esto seguía, pero a la mañana veías que se llevaban un actor detenido (risas), fue una tarea muy intensa y productiva". Con un relato tenso donde todos los intérpretes atraviesan situaciones incómodas, Ricardo infiere que hay una distensión que provocan ciertos diálogos pero "no hay un humor embrujado, el mismo se desprende de ciertas situaciones, de hechos muy dramáticos que viven los personajes, es otro contexto. Nosotros somos un poco así, digo, los argentinos en general, esa cosa medio tosca de tener una conciencia que media entre lo trágico y también lo cómico, para salir adelante igual". El intérprete insiste en que "está la gran necesidad del humor para poder convivir y transitar todo eso de otra forma, hay tipos que están metidos en una oficina todo el tiempo, suena el teléfono y de golpe ellos dicen cualquier cosa. El humor de alguna manera sirve para aflojar la tensión, pero pone a la misma de relevancia ante lo ocurrido, ojo, no hay chistes escritos en la película".

Muchos muestran su curiosidad por saber si durante la filmación habló con Francella para encarar de aquí a un tiempo algún proyecto juntos, pero el actor prefiere no dimensionar esas pretenciones comerciales que algunos intuyen. "En el rodaje hablás de todo, de la familia, de las cosas que te pasan, los días, también surgen fantasías, cosas o de golpe la mención de una obra de teatro, pero son cosas que surgen como con los tipos que laburan en Tribunales, con humor surgen de la necesidad de llevarlas, específicamente nosotros hablamos todo el tiempo, hay fantasías pero nada concreto, nada específico", dice y casi al cerrar la charla analiza el feeling argumental con Villamil, equipo de profesionales que décadas después de un complicado caso por accidente retoman un mínimo vínculo que los afectó a mediados de los ’70. "Hay gente que se involucra por trabajo y alimenta fantasías de que eso vaya un poco más allá cuando se termina el trabajo, le pasará a muchos, aquí el caso y su recuerdo terminará despertando otras sensaciones en ambos".

Cuando alguien lo consulta si conocía ese ámbito judicial antes, Darín no evita flagelarse con aquel recuerdo polémico de las licencias de autos vendidos con cierta franquicia, una fracción de segundos donde dice "yo estuve preso", provocando risas pero sin despertar la necesidad de rememorar aquel suceso que afectó inéditamente y accidentalmente a varios famosos. Conforme con su presente, donde admite haberse corrido del foco en que bastantes deseaban encasillarlo entre el éxito y la desgastante popularidad, Ricardo admite que estar con una vida menos agitada es muy tranquilizador, esa cosa compulsiva de que tenés que rendir y ser un éxito o un fenómeno, ya lo hablamos más de una vez, primero que eso es algo muy desgastante, muy perverso, pues es injusto que le ocurra eso a una persona, sobre todo si no ha hecho nada malo. La verdad es que me siento mucho más tranquilo conmigo mismo funcionando a través de mi oficio, incluso cuando lo estoy ejerciendo, esa presión viene como heredada del éxito y el fracaso, en realidad me manejo con otros términos y timmings de vida.

Fuente: http://www.lacapitalmdp.com
Fecha de Publicacion: 08 de agosto de 2009

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