23 Marzo 2010
En un impass que dejó la maratónica última noche del Primer Festival Provincial del Tango, LA VOZ dialogó con el Intendente municipal, Osvaldo Raúl Cáffaro, sobre el desarrollo de este espectáculo.
“Creemos que este proyecto va a seguir bien. Los vecinos ya son parte de esto, el festival ha sido espectacular y el acompañamiento de los zarateños también. También las empresas han colaborado, la Provincia y la Nación han colaborado y se vislumbra un futuro muy prometedor para continuar realizando este festival”, expresó Cáffaro.
A su vez, agregó, “los artistas se llevan varias cosas buenas de Zárate y se sintieron como en su casa gracias a todo el equipo de funcionarios municipales que estuvieron en la organización y en la coordinación del espectáculo. Precisamente no podríamos pensar a futuro si esto realmente no funcionara. Todas las áreas funcionaron coordinadamente junto a los trabajadores municipales y el desafío será aún mayor de aquí en más”.
Inversión privada
Respecto a cómo podría atraerse a la inversión privada, a encolumnarse detrás de este festival, respondió, “en la medida en que hagamos las cosas bien, en que haya una pauta clara, las condiciones se van a generar solas. No obstante, habría que analizar el Código de Planeamiento Urbano para ver si hay restricciones que quizás impidan la inversión privada en algunos sectores. De nuestra parte, seguiremos con la idea de desarrollar en la zona costera un sector comercial y turístico para aprovechar los 2.800 metros de costanera que hoy tenemos”, subrayó Cáffaro.
Fiesta de la Cerveza
Por último, el intendente municipal adelantó que ha recibido un pedido en los últimos días, a su entender con mucho fundamento, para hacer una “Fiesta de la Cerveza”.
“En los últimos días nos llegó un pedido para hacer la Fiesta de la Cerveza, aprovechando que tenemos a dos de las principales cervecerías y malterías en la zona. Como todo proyecto, en la medida en que haya sinergia con el sector privado se estudiará y se concretará”, concluyó Osvaldo Cáffaro.
GRAN ACTUACION DE SOLEDAD VILLAMIL
Soledad Villamil demostró ser una verdadera intérprete. Una cantante que suma a su prolija y trabajada voz, la interpretación, quizás utilizando la ventaja que posee con su profesión de actriz. Esto fue lo que transmitió el domingo por la noche en el Teatro Coliseo y lo que todos los presentes aplaudieron.
No es tampoco una cantante de tangos, es una cantante de música popular que sabe, precisamente, cantar e interpretar los tangos “a la vieja usanza”, de allí que haya brillado con “Pero yo sé” de Azucena Maizani y “Se dice de mí”, de Canaro – Pelay pero que se hizo conocido en la voz de Tita Merello.
Entre tanto compás tanguero, las rancheras “De contramano”, de Luis César Amadori y Francisco Canaro; “Santa Rita”, de la propia Soledad Villamil y José Teixidó y “Chamarrita de un bailanta” fueron bálsamos para los oídos de la gente que acompañó con las palmas.
Villamil también cantó el tema que le da el título a su segundo CD solista, “Morir de amor”, de Vilariño- Zitarrosa “La canción y el poema (Morir de amor)”. Otro de los tangos que interpretó fue “Rencor”, “Baldosa floja” y cerró su show con “Pa’l Que Se Va”; que fue coreado por todo el teatro.
“La dama de rojo”
Villamil llegó poco antes de que empiece su show, había anunciado que no iba a dar notas y se subió al escenario con un impactante vestido rojo que fue acompañado con luces del mismo color.
Cantó once temas, trajo a su sonidista, a su iluminador, a sus músicos y todo su staff que la acompañó en este viaje a Zárate.
Al final del show, el Intendente municipal Osvaldo Cáffaro y el director de Cultura, José Coló le entregaron un ramo de flores y una plaqueta por haber estado en la ciudad, en este primer Festival Provincial del Tango.
UNA NOCHE DE LUJO EN EL COLISEO
Los que asistieron al Coliseo fueron para verla a ella y no les importó quedarse hasta las dos de la mañana para escucharla.
Hay que aclarar también, que Hernán Genovese se merecía más tiempo sobre el escenario porque este limeño que viajó a Capital Federal buscando destino de tango se lució en su presentación. Genovese fue uno de los mejores cantantes de todo el fin de semana y presentó un show de primer nivel, algo que cantantes “consagrados” no lograron brindar ni en la noche del viernes ni en la del sábado.
Por su parte el Cuarteto Municipal de Tango sonó ajustado porque tiene a uno de los mejores guitarristas de tango de la ciudad, Sergio Román, aunque deja en evidencia la falta de músicos de tango que hay en la zona, el contrabajista es de Campana y la formación carece de un violinista y de un bandoneonista.
Lo de José María Luna y su compañía fue brillante y lo propio hizo “Tango Rojo”, con los cantantes Mauricio Retamozo, José González y Romina Luna.
Fue una noche de lujo, porque sin dudas que Villamil y Genovese fueron los cantantes más destacados del fin de semana y las compañías “Tango Rojo” y “Luna de Tango” confirman que el tango llegó para quedarse y ser bailado en Zárate.
Soledad Villamil dice que los premios no le cambiaron la vida y que hoy la cantante tiene prioridad sobre la actriz. Actúa el 24, en Córdoba.
“Y… la actriz está un poco resentida con la cantante”, bromea Soledad Villamil, y explica que, en este momento de su carrera, por sobre el cine, el teatro y la televisión está la música. Con los mismos ojos verdes y la sonrisa leve con que últimamente ganó en España un Premio Goya como Actriz Revelación por El secreto de sus ojos, la película de Juan José Campanella que también fue galardonada con un Oscar a la mejor película extranjera, Villamil prefiere cantar, y juega sus fichas a Morir de amor, su segundo disco. El sábado 24, lo presentará en el auditorio Presidente Perón de la Ciudad de las Artes (Riccheri y Concepción Arenal), secundada por una banda encabezada por el guitarrista José Teixidó, responsable además de los arreglos y la dirección musical.
“Es cierto que, desde que le doy más importancia a la música, estoy trabajando menos como actriz. De todas maneras me gusta esta situación, porque me permite seleccionar los espacios de la actuación con mayor detenimiento. Además, la actriz también tiene su lugar en este plan”, dice Villamil como para dejar claro que todo late en un solo corazón.
Tangos, milongas y algún bolero en torno al más solfeado de los sentimientos. Morir de amor está hecho de distintas posiciones sobre las cuitas del querer. Desde la dulcemente sombría La canción y el poema, versos de Idea Vilariño musicalizados por Alfredo Zitarrosa, hasta la desgarradora Rencor, pasando por Pero yo sé, de Azucena Maizani, Qué te importa que te llore, de Caló y Maderna, y Se dice de mí, la milonga de Ivo Pelay y Francisco Canaro que hiciera célebre la inolvidable Tita Merello, se despliega un universo de matices que Villamil interpreta con precisión y delicadeza.
“Profundicé el trabajo de la intérprete, traté de lograr una versión sin violentar el espíritu original de cada canción”, explica la cantante y agrega: “Otra cosa es lo que hace Tita Merello, que por momentos suspende la melodía en un hablado de gran expresividad. En eso es genial y me interesa mucho explotar ese repertorio y esa manera de cantarlo”.
–Un estilo que conjuga a la actriz con la cantante…
–Posiblemente mi interés nació por ese lado. Pero fue instintivo. Ahora, después de haber hecho varios temas de su repertorio, me doy cuenta de que hay una cosa en común. Me fascina la exigencia de una carga interpretativa más densa, hasta con toques de humor. Se dice de mí, por ejemplo, es pura actitud…
–¿Estás de acuerdo con los que sostienen que los tangos, por su esencia dramática, necesitan también ser actuados?
–Sí, y no sólo en el tango. El repertorio rioplatense en general tiene piezas que son guiones de tres minutos, que además de lo musical, ilustran imágenes muy fuertes.
–¿Puede decirse, entonces, que fue la actriz la que eligió cantar tangos?
–Mi primer contacto con el tango fue intuitivo. Después tomé conciencia de que tenía mucho que ver con las posibilidades interpretativas que ofrece y que para una actriz son atractivas. Qué sé yo… también tiene que ver con la idea de hacer versiones. Pero no es sólo la voz, también los arreglos instrumentales son muy importantes. Por suerte con José (Teixidó) logramos un sociedad musical que funciona muy bien en ese sentido; desde Canta, que fue el primer disco.
Desde entonces
“Siempre canté, aunque primero me hayan conocido como actriz”, asegura Villamil mientras le cambia la yerba al mate para inaugurar la segunda ronda. En su estudio de Palermo no se escucha el rumor del tráfico de un viernes porteño, mientras evoca Recuerdos son recuerdos, el espectáculo que compartió entre otros con Rita Cortese, y que en 1997 la puso en situación de cantante.
“De ahí salió Glorias porteñas –cuenta–, donde interpretaba una cancionista de los años ’30. Después de esa experiencia, que se prolongó por casi 5 años, me di cuenta de que quería seguir cantando, que ese era un medio de expresión que no me quería perder. Y después de un tiempo decidí armar un espectáculo puramente musical”.
–Y en plena expansión de la cantante llegó el reconocimiento para la actriz…
–¡Ni me lo esperaba! Son esas cosas de la fortuna, que de pronto te pone en ese lugar inesperado.
–¿Cambió tu vida profesional a partir de premios tan importantes, como un Goya y un Oscar?
–No mucho. Tengo algunas propuestas para cine y me llaman mucho para hacer teatro, cosa que ahora sería muy difícil de conciliar con las giras de los conciertos. De todas maneras siento que repercute en mí y, por lo tanto, en el proyecto musical también… No lo sé… los premios fueron algo muy fuerte y creo que los efectos se verán con el tiempo, pero no podría decir que mi vida cambió. Por otro lado, no quisiera que mi vida cambie demasiado, me gusta mucho la vida que tengo.
–¿Es posible morir de amor?
–Sí, claro. Estamos hechos en un alto porcentaje de amor. Si el amor falta, te morís.
Esperar lo inesperado
“Que era una película sólida, lo sentí desde el principio, pero de ahí a pensar en el récord de espectadores o que llegase a ganar un Oscar, ni lo imaginaba”, dice Soledad Villamil sobre El secreto de sus ojos, y agrega: “Apenas leí el guión me di cuenta de que Juan José Campanella tenía un peliculón entre manos y para eso estaban todas las condiciones dadas: el director, el guión, el elenco… todo”.
–El papel de una jueza a través del tiempo te planteó un desafío inédito en tu carrera…
–Fue muy interesante. En general los actores cuando construimos un personaje pasamos por distintas instancias, que por momento tienen que ver también con la incertidumbre. Pero en este caso la confianza en Campanella y su talento como director fueron muy importantes. Sobre todo porque la película plantea un registro de actuación muy sutil, los protagonistas no dicen mucho de lo que les pasa. Desde ahí era necesario proyectar la intensidad de la trama y también dar signos del paso del tiempo. Explayarse en ese sentido fue difícil. Ese fue el gran desafío y me encantó hacerlo. Son esas cosas que como actor uno espera siempre.
Fecha de Publicacion: abril 2010
Fuente: http://vos.lavoz.com.ar
La actriz y cantante Soledad Villamil actuará en la Ciudad de las Artes el próximo 24 de abril, oportunidad en la que presentará su material discográfico “Morir de amor”.
Aunque Soledad Villamil es más conocida como actriz que como cantante, lo cierto es que ella ingresó al mundo del arte a través de la música cuando era muy pequeña. Sin embargo, con el correr del tiempo, la actuación fue desplazando a las melodías, y la exposición y popularidad que le dieron el teatro, el cine y la TV marcaron su trayectoria profesional.
De todas maneras, Villamil siempre le reservó un lugar a esta otra pasión que comenzó a despuntar nuevamente con el espectáculo “Glorias Porteñas” y que luego se proyectó en dos materiales discográficos: “Canta” editado en el 2007, y “Morir de amor” su más reciente producción.
“Morir de amor” es un álbum que -tal como su nombre lo indica- reúne composiciones que tienen al amor como eje central.
Soledad dialoga con LA MAÑANA y brinda algunos detalles de esta nueva faceta que desplegará próximamente en el escenario mayor de la Ciudad de las Artes.
- ¿Cuál es el concepto estético y musical en el que se sustenta este trabajo discográfico?
- Este es un disco integrado por canciones de amor que transitan por diferentes ritmos, todos con música popular argentina y rioplatense... Hay tangos, milongas, valses, boleros y hasta una copla española también .
Por otra parte, el nombre del álbum proviene de la letra de uno de los temas -que es de Ida Vilariño- cuyo estribillo dice: “Quisiera morir ahora de amor, para que supieras cómo y cuánto te quiero”. Esa canción junto a otras se fueron sumando, fui probando distintas opciones y me di cuenta que la temática del amor estaba muy presente en la mayoría del repertorio.
- Si bien todos los géneros tienen su fuerza interpretativa, en éstos que elegiste supongo que ponés mucho de tu formación teatral...
- Esta variedad de géneros me permite, sobre todo, ir generando diferentes climas musicales. Creo que si bien es importante que haya una unidad temática también lo es el hecho de que haya variedad... Es como un viaje por diferentes paisajes.
- Aunque el público te conoce más por como actriz, ingresaste al mundo del arte con la música...
- Sí, desde muy pequeña estudié música y es algo que nunca dejé de hacer y desarrollar. Lo que pasa es que después las cosas se fueron dando de tal manera que mi carrera de actriz terminó marcando mi vida profesional. Pero creo que después de lo que pasó con la producción “Glorias Porteñas” me di cuenta de que quería seguir con la música y empecé a buscar un repertorio.
- ¿“Glorias Porteñas” fue el disparador que te llevó a retomar esta carrera musical?
- Después de “Glorias Porteñas”, para mí fue impensable no seguir desarrollando la parte musical, era hasta una necesidad casi física. Obviamente que elegir esto me obligó a hacer algunas otras opciones, pero me ha dado mucha felicidad y además me ha permitido seguir trabajando como actriz.
- ¿Qué diferencias sentís entre actuar y cantar, tanto a nivel profesional como personal?
- Para mí es parte de lo mismo. En ambos casos subo al escenario con mi cuerpo, mis emociones, mis aparatos expresivos dispuestos a jugar de la misma manera. Igualmente que sé que el repertorio elegido tiene una carga y unas posibilidades interpretativas importantes en donde también está en juego lo actoral. Las letras dicen cosas, y no me da lo mismo una letra que otra.
- Con una carrera tan consolidada como actriz, ¿te sentiste presionada por lo que podía esperar el público de vos como cantante?
- Un poco, pero como te decía antes no existía la posibilidad de no hacerlo. Sentía la necesidad imperiosa de seguir cantando. No me detuve a reflexionar demasiado. Quizá si lo hubiese pensado, me hubiese planteado más cosas. Es cierto que la gente me conocía más como actriz y probablemente al principio le sonaba raro esto de que cantara, pero en ese momento yo pensaba en otras cuestiones. Quería asumirme como una cantante solista. Quería subir a un escenario a cantar, sin un guión y sin más personajes que yo misma.
Desde aquel “Secreto”
Aunque Soledad Villamil hoy está concentrada en su carrera musical, es imposible no hablar con ella de “El secreto de sus ojos”, el film de Juan José Campanella que protagonizó con Ricardo Darín y que se llevó el premio a la Mejor Película de Habla no Inglesa en la última edición los Oscar.
- Cuando vinieron a Córdoba con Campanella a promocionar el estreno de la película, ¿pensaron que iba a terminar recorriendo ese camino?
- Me viene bien que me recuerdes ese momento, esas primeras épocas del estreno, de las funciones con público... En ese entonces era impensado todo lo que ocurrió después. Recordar esa etapa pone en perspectiva lo extraordinario de lo que pasó con esta película. La verdad es que todo lo que ocurrió con “El secreto...” me ha superado en sorpresa, alegría y satisfacción, tanto en lo profesional como en lo personal. He tenido el privilegio de ser partícipe de esas experiencias que se dan pocas veces en la vida.
- ¿Hay proyectos TV este año?
- Televisión este año no voy a hacer y cine tampoco, al menos en lo inmediato. Hay un proyecto para cine pero para fines de 2010 o inicios de 2011. En este momento muy abocada al trabajo musical, y eso es lo que se lleva mi energía.
Fuente: http://www.lmcordoba.com.ar
La actuación de Soledad Villamil en el auditorio del Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén fue convincente. Aquí, comentario al respecto de Hilda López.
Un escenario siempre es un pedestal. Suben a él los que creen y desafían el derecho a manifestarse con lo que tienen y saben. Allí arriba están ellos. Abajo, el público que acepta o no a los que se animaron.
Soledad Villamil se subió hace años a ese lugar y recibió los lauros por su talento y su desafío. El público la premió con su aplauso a partir de su imagen en la pantalla grande y en la chica. En la TV, solo por recordar algunos de sus trabajos: “Tatiana” (en la TV por la identidad); “Locas de amor”, “Culpables”, “Vulnerables”, “De poetas y de locos”.
En cine, actriz elegida por Juan José Campanella, para sus dos películas destacadas y una premiada por el Oscar en el corriente año: “El secreto de tus ojos”, y la anterior “El mismo amor, la misma lluvia” donde recibió el premio Cóndor a la mejor actriz del año 1999. La Academia del Cine Española, la premió como la mejor actriz revelación en la gala de los premios Goya, edición XXIV. Hay más premios, más reconocimientos alrededor de esta platense nacida en el año 1969, con un bello rostro “bien argentino”.
Pero ella sabe que su carrera no es la del canto, ni la de la actuación: su carrera es la artística. No es poca cosa: porque ha logrado arribar a esa calificación a puro talento y convicción.
El auditorio del Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén, se vio superado en su capacidad: 350 butacas, mas el público que siguió por las pantallas el concierto desde la cafetería del Museo.
La gente hizo su fila para ingresar a las 20, desde las 18 horas. La paciencia debía tener su recompensa: Soledad fue la encargada de devolver tanta expectativa puesta en ella.
La actuación
Vestida de rojo, espalda descubierta y falda hasta los pies, su presencia despertó adhesión apenas pisó el escenario. Dos músicos de jerarquía: Nicolás Perrone en bandoneón y acordeón y José Teixidó, en guitarra, dirección musical y arreglos.
Su último disco lleva el título “Morir de amor”, y fueron esos temas los que inundaron el auditorio.
Soledad tiene una bella y afinada voz, pero fundamentalmente es una melodista de excelencia.
Cada uno de los temas elegidos, son tratados desde la melodía con pureza. Nada atraviesa la misma, nada la altera: corre sencillamente, se desplaza con armonía y seguridad, deja caer la poesía sin la intervención de arreglos o sorpresas a las que suelen acudir algunos cantantes y músicos.
La voz de Soledad está al servicio de la canción, y es por ello que la misma cobra altura, se entiende, se comprende, se disfruta y se incorpora como un bálsamo que emociona como una caricia a tiempo.
Autores como Canaro y Pelay, la llevaron a recordar a Tita Merello con “Se dice de mí”: no hubo necesidad de discurso alguno: cantó Soledad y en ningún momento se suponía que estaba Tita. A eso se le llama sencillamente: respeto.
La versión del tema españolísimo “Ojos verdes” (Valverde y León), encaminó al amor hasta el lugar de una muchacha “de la vida”, con una historia bella, que por conocida no dejó de sorprender en su ejecución. Apareció Homero Manzi para “abrir la puerta para sus pasos”, por la que entró “Ninguna”, en una versión única. Azucena Maizani también tuvo su lugar en el repertorio propuesto, y la artista hizo una atrayente explicación de los términos que se empleó en el tema y que son desconocidos en el lenguaje diario, común. “Santa Rita”, tema de su autoría junto a Teixidó, muestra una cercanía a la copla española que hizo cantar al público. “Ansiedad” recorrió la nostalgia sin pena, con la alegría de saber que aún es reconocida por una cantante de su talla, aunque hayan pasado tantos años de su creación por J. Sarabia Rodriguez. Quizás el tema más aplaudido de la noche fue el de Idea Vilariño y Alfredo Zitarrosa: “La canción y el poema”. Ambos uruguayos supieron unir la palabra con la música para decir una canción de amor como excepcional medida de un sentimiento que aún el humano no ha podido definir. Un hallazgo para un repertorio variado que gira alrededor de los poetas y los músicos más valiosos de la canción popular de América.
Para despedirse, Soledad cantó la chamarrita uruguaya “La bailanta” y el público le entregó su admiración, respeto y agradecimiento en un aplauso cerrado y de pié.
Merecido por una artista de tallo flexible, melena morena, mirada inteligente y bellas melodías en su equipaje.
Fuente: http://www.diariamenteneuquen.com
Soledad de Tango
(CbaNoticias) Soledad Villamil, artista plagada de ángel, presenta su nuevo disco Morir de Amor en la Ciudad de las Artes el sábado 24 de abril. El trabajo discográfico cuenta con 12 canciones, “minihistorias” de romances y desamores. El tema que abre el disco sintetiza lo que el material tiene para ofrecernos: una banda donde predominan las cuerdas, (cello, contrabajo, guitarra acústica), un bandeoneón colorido, un cajón peruano llevando los compases, y la atractiva vocalización de la cantante.
Villamil, que viene de obtener otro reconocimiento internacional, el Oscar de la mano de El secreto de tus ojos, contrario a lo que se pensaría, no inició su camino en las artes por medio de la actuación, sino que desde niña tuvo curiosidad por la música y aprendió lo íntimo de varios instrumentos, y sobre todo, el dominio de su garganta, por momentos alta, vibrante y plena.
–Soledad, es tu primera vez en Córdoba, ¿no es así?
–Soledad Villamil: Sí, es el primer concierto en Córdoba capital y estoy contenta que se haya concretado porque hace unos años que venimos haciendo giras y presentaciones en distintos puntos del país, y la verdad que todavía no habíamos podido concretar una presentación acá. Sabemos que el público es muy exigente y es un desafío que teníamos ganas de atravesar.
–¿Cuáles son las diferencias que encontrás en el disco que venís a presentar y el primero, Recuerdos, por finales del ‘90?
–SV: Yo encuentro que el tiempo ha pasado, a favor. Los primeros discos eran espectáculos teatrales y mi interpretación estaba muy ligada a un personaje, una época, todo en función de lo teatral. En cambio, en los últimos dos discos, Canta y Morir de Amor inauguran un nuevo camino que tiene que ver con lanzarme a la carrera de cantante solista. Yo sola, que se sube a un escenario a cantar y ya no hay un personaje, no hay una escenografía, es decir, no hay situación de teatro.
–Sin embargo, no te podés despegar de esa cuestión escénica, en cuanto a lo actoral al cantar.
–SV: Sí, es verdad. Mi parte actoral y todo lo que tiene que ver mi trabajo como actriz está presente. Además el repertorio que selecciono lo trabajo en función de todas las posibilidades interpretativas de las canciones. Son “minihistorias” cuentos, pequeños guiones que se relatan con la música. Lo que dice la letra tiene mucho valor y lo tomo como intérprete.
–Hablando un poco más puntualmente del disco, me llamó mucho la atención los temas La Medida, que me pareció muy bella, y Santa Rita que es una canción diferente, que se despega de las demás, ¿esto es así?
–SV: Bueno, muchas gracias, me alegra que te haya gustado La Medida porque es un vals que yo tenía escrito hace un tiempo y por el carácter y el tema, me pareció apropiado para el disco. Y Santa Rita es un tema que comparto la autoría con José Teixidó, que además es el arreglador musical. Y en el caso de esa canción, queríamos incluir dentro del clima predominantemente nostálgico, una cuota de mayor alegría. Y eso nos lo permitimos en una canción que es una chamarrita y sí, se sale de la sonoridad que viene en el disco. Es lo importante que el disco permita recorrer un viaje con distintos paisajes.
Soledad Villamil, con la voz y los ojos, con las manos, la forma de situarse en el medio de los músicos, de moverse, de interactuar con el público con una sonrisa cómplice, con una indómita desfachatez tanguera, con la conjunción del género clásico y la modernidad que ella tiene: eso es lo que logra; ella es el paisaje llena de viajes, un viaje sin finitud de melodías de colores.
Fuente: http://www.cbanoticias.net
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