NUEVO Canal de Youtube Blogspot dedicado a Soledad Villamil

20 octubre 2009

SOLEDAD VILLAMIL “Estoy a la izquierda de este gobierno”

Actriz y cantante con compromiso político.

Figura principal en El secreto de sus ojos, la última película de Campanella, y con el segundo disco recién lanzado, habla de los misterios del éxito, de militancias y de sus sueños.

El secreto de sus ojos se convirtió en un fenómeno que excede clases sociales, géneros, idiomas y edades”, asegura Soledad Villamil, una de las protagonistas de la película dirigida por Juan José Campanella. Y en su mirada se percibe la sorpresa de tamaña repercusión. “Con Campanella y Ricardo Darín no pudimos explicarnos la llegada de la película. Tenemos en claro que las fórmulas no existen, que con las cartas echadas se pueden analizar muchísimas cosas, pero la clave de la película es un misterio muy personal”, le dice a Veintitrés en un bar de Palermo a tres días de su regreso del Festival de San Sebastián.

En un mes, la cinta registró más de un millón y medio de espectadores, cifra que confirma aquello de fenómeno más allá del respaldo de la crítica especializada en Europa y América. Y aunque no obtuvo premio ni mención en el tradicional festival español, fue elegida como precandidata para la entrega de los Oscar. “Me alegra porque la película tiene valores altísimos, dignos de una nominación –comenta Villamil–, aunque eso queda casi en segundo plano porque lo más importante es que la gente la disfrute.”

–¿Sueña con un Oscar?
–Nunca soñé con ese premio porque siempre me sentí muy tercer mundo, con lo bueno y lo malo. Sí soñé con lograr algo que conmueva, y con esta película lo conseguí, la gente la recibió bien.

–¿Cuáles son las claves para entender por qué conmueve?
–El guión es extraordinario. Pasa de un género a otro sin que parezca cortante. Del humor al drama más profundo pasando por la descripción de una época, lo político-social. Va y viene y en el medio entreteje una historia con otras de una manera magistral.

Además de sus sueños como actriz, cuando era pequeña, Soledad Villamil soñaba con ser cantante, una pasión que quedó en segundo plano cuando su gran aplomo actoral comenzó a ganar terreno. En silencio mediático, supo alimentar su ilusión y siguió perfeccionando su voz. Incluso se alejó de la actuación durante un tiempo, tanto para atender a su segunda hija (ahora de tres años) como para dedicarle más atención a esa actividad que mantuvo como aficionada hasta el año pasado, cuando decidió saldar la cuenta que tenía pendiente con ella misma y editar el primer disco, Soledad Villamil canta.

En pocos meses, luego de una gran recepción por parte de la crítica, la actriz devenida en cantante –o la cantante que actúa, como le gustaría ser considerada– se alzó con el premio Gardel al Mejor Álbum Artista Femenino de Tango. “Una carrera meteórica”, asegura. Tanto como para no volver a abandonarla ni dejarla en segundo plano. Mientras filmaba la película grabó Morir de amor, su nueva placa, donde se muestra más abierta en la búsqueda musical e interpreta canciones de Alfredo Zitarrosa, Azucena Maizani y Homero Manzi, entre otros. “Mi trabajo no tiene una voluntad arqueológica. Son canciones que me gustan y me dan ganas de cantar. En este disco mantengo un corpus de canciones afines”, comenta sobre su segundo material, que presentará los viernes 2 y 9 y los sábados 3 y 10 de octubre a las 22 en el Torcuato Tasso.

En cuanto al título del disco, explica que es “un estado con tanta intensidad y tan extremo que me pareció muy interesante para contar y cantar. Como esa analogía que hacen los franceses con el orgasmo, que le llaman ‘pequeña muerte’. Es un disco pasional y dramático que vibra para mí. Es un trabajo básicamente intuitivo”. Quizá tanto como su interpretación de Irene en El secreto de sus ojos.

–¿Qué le llamó la atención cuando leyó el guión?
–Lo leí de corrido y eso no me sucede muy a menudo. No me podía despegar de la historia de amor, de la parte policial, de nada, me lo llevaba hasta al baño. Logré apartarme de mi personaje y leerla como una novela. Es difícil de definir porque las historias están muy entretejidas. Es un policial con una trama muy fuerte de amor o una película de amor con una trama policial clave. Las dos lecturas son válidas. Y el humor no es un dato menor.

–Tampoco lo político-social.
–Claro. Cuando parece resuelta, se reexpone la trama desde una óptica muy fuerte donde la impunidad es un tema importante.

–¿Qué paralelo traza entre esa Argentina de 1974, plagada de impunidad, burocracia y vivezas criollas, y la de hoy?
–Lamentablemente en la pregunta está la respuesta. Sigue siendo lo mismo luego de 35 años.

–¿Con qué lo relaciona? ¿Que la sociedad no cierre el pasado le imposibilita avanzar?
–Exacto. Es una de las lecturas fundamentales de la película. Lo que no se elabora, vuelve. Y me parece que muchos sectores todavía no hicieron ese ejercicio. Pero si no se modifican estructuras, como la Justicia, que es deficitaria y está superada por los hechos, es muy difícil. Es una institución humana entre otras y todas están en crisis. La justicia, la igualdad, la libertad, son valores abstractos que no están volcados en las instituciones.

–¿Como se vivió esa época en su casa?
–Yo tenía cinco años en 1974, pero mi viejo siempre tuvo actividad política de izquierda. Para mí no es una novedad que la represión empezó antes del ’76, ni que la Triple A era brutal. Cosas que muchas veces se soslayan y la película trae a primer plano, dejando en claro que no es que vino un meteorito del cielo y se armó una dictadura.

–El libro sitúa los hechos en la década del ’60, pero en la adaptación de Campanella se muestran los ’70. ¿Por qué?
–Tiene que ver con mirar hacia atrás y buscar los porqués. Hay una decisión relacionada con que Campanella quiere poner en primer plano ese momento de la historia, es un intento de que ese conocimiento llegue a más gente y que los chicos vean que no todo empezó en el ’76 como se enseña en las escuelas.

–¿Qué experiencia le dejó haber militado en la Unión de Juventudes por el Socialismo?
–Fue una experiencia muy buena. Tenía 15 años y estaba en el colegio secundario, recién volvía la democracia y había mucha efervescencia, mucho debate. Era muy propio de la juventud. Algo muy sano que en estos momentos de alelamiento generalizado se perdió bastante.

–¿Se siente afín al gobierno de Cristina Fernández?
–No. Pero tiene que ver con lo poco representativas que me resultan las instituciones. Es algo que excede a quien esté a cargo. Me pasó con el gobierno anterior y con el otro, y muy seguramente me pasará con el próximo.

–¿Qué opina de la Ley de Medios?
–Estoy de acuerdo. Hablo superficialmente porque no leí el proyecto, pero sé que se necesita un cambio y está bueno que se dé ahora. Y mientras más escucho a quienes están en contra, más me coloco en el grupo de los que están a favor. Es un comentario de chica tonta, pero algo de eso me pasa.

–¿Le llegó alguna propuesta para participar de los spots publicitarios a favor?
–Me llegaron unos e-mails de la Secretaría de Medios, pero todavía no los leí. Es probable que se relacionen con eso.

–¿Participaría?
–Estoy a favor de una idea, pero no querría que se malinterprete como que respaldo otras cosas del Gobierno. Hay tanta utilización... puedo firmar, pero no quiero salir en la tele diciendo tal y cual cosa. El compromiso no pasa necesariamente desde ahí. Me siento a la izquierda del Gobierno y no creo en este sistema capitalista en el que la torta se reparte de la manera más injusta, menos social y menos equilibrada posible.

–¿Le sale muy a menudo la militante?
–Es que la gente que rige, rigió o regirá los destinos del país cuenta billetes. Los propios o los de la empresa que les paga. No es que apoye a este o a otro, creo que estamos en problemas serios si no buscamos una salida concreta. Y espero que eso sea pronto.

Fecha de Publicación: octubre de 2009
Fuente: http://www.prodiario.com.ar/

No hay comentarios: