Vive un gran momento como cabeza de elenco del film de Campanella, y como cantante: hoy presenta su segundo CD, dentro del Festival de Tango. "Noto que estoy evolucionando y en mi cabeza no existe el techo, Pero el destino me ayudó".
Baja ella a abrir la puerta. Luce de entrecasa, jeans, calzado chatito, pelo recogido, gesto entre distante y reservado ("¿le abro la puerta a éste?", parece pensar). En el viaje en ascensor, las miradas apuntan al techo. Quizá para marcar territorio, tal vez por timidez o simplemente porque la cabeza está en pulir detallecitos de cara a la presentación de su flamante álbum. No importa.
Soledad Villamil invita a su loft de Palermo que hace las veces de taller de actuación donde da clases ella y su marido, Federico Olivera. Ofrece mate o té con miel y el clima ya está más distendido. Parece de actitudes sobrias y reacciones austeras para un momento, digamos, inmejorable. "Se juntó todo, no me puedo quejar. Lo de la película es impresionante, y bueno, espero que a mi disco le vaya bien", desea. Villamil se refiere a lo bien que le está yendo a la recientemente estrenada "La mirada de sus ojos", película de Campanella que protagoniza, y a "Morir de amor", su segundo CD que presentará hoy en Harrods.
¿Sos de afectos selectivos?
No en este caso... Sería como si quisiera más a mi mamá o a mi papá. No hago diferencias, me involucro de la misma manera. Sí está claro que el disco es un proyecto mío, que impulso y produzco. La película, en cambio, es más independiente y tiene otra gente detrás. Más allá del proyecto, soy de las que cree que si no te involucrás afectivamente con lo que hacés, es difícil que camine. ¿Vos advertís el crecimiento como actriz y como cantante?
Yo noto una evolución y en mi cabeza no existe el techo. Mis desafíos me motivan constantemente, por lo que las ganas se renuevan. En lo que respecta a lo musical, siento estímulos porque el repertorio crece, los shows se multiplican y yo me siento con más herramientas. Perdón por si no digo nada ocurrente.
Sonríe con delicadeza Soledad y se disculpa por no tirar una frase rimbombante. Con modestia y coherencia, construyó una carrera que hoy la tiene como una de las mejores actrices. Por sencillez, actitud y credibilidad, por físico y portación de rostro, parece una de esas sólidas intérpretes del cine italiano o español.
¿Cuando supiste que lo de la música no era un mero berretín?
Después de hacer el espectáculo "Glorias porteñas", hace más de una década, me quedé con la sensación de que tenía ganas de seguir cantando. Y me costó un tiempo encontrar una fórmula, hasta que me di cuenta que no hacía falta tener una obra de teatro, un personaje o un guión... Bastaba con subir al escenario y entonar las canciones que yo quería. Cuando di el paso con el primer disco ("Soledad Villamil canta"), supe que ya era una actividad que no iba a abandonar.
Estudió teatro con Ricardo Bartís, toma clases de canto con Jacqueline Sigaut y afirma que no se pierde ningún show de su referente Lidia Borda. El costado musical de Villamil llama más la atención que la veta actoral, más conocida... y consagrada. "Este disco, básicamente, habla del amor".
¿Se podría haber llamado "Vivir de amor" en vez de "Morir de amor"?
Sí, podría, pero el título surge del verso de Idea Vilariño, autora del tema "La canción y el poema".
¿Cuál es tu criterio a la hora de la selección de temas?
Priorizo el resultado final, no el autor o letra.
¿Cómo te llevás con tus planes u objetivos a cumplir?
Bien porque voy cumpliendo los objetivos a mediano plazo.
¿Cuánto creés que ayudó la actriz a la cantante?
Mucho. De hecho creo que de no tener un plafón actoral, me habría costado horrores llegar a cantar.
¿Hay algo que te sorprenda de tu proyecto musical?
Varias cosas. Por ejemplo, que me hagan notas. También que haya gente que me siga a donde cante.
En proporción, debe haberte costado más la carrera actoral...
Francamente no me costó mucho. Yo fui bastante afortunada. Hice una versión de Hamlet en el San Martín, que justo coincidió con que me vieran (los autores) Maestro y Vainman, que me llevaron al ciclo "Zona de riesgo". Siempre me llamaron para laburar, yo golpeé muy pocas puertas.
¿La suerte, el destino?
Creo que ambos. Y ayudó el tomarme en serio todo lo que hice. Pero reconozco, sí, que no hice miles de casting ni tampoco tenía el deseo de ser actriz desde los 8 años.
Ricardo Darín dice que con vos logra una naturalidad que no consigue con otros actores...
Tenemos una gran sintonía y eso se refleja en la pantalla. Nos entendemos con sólo mirarnos...
¿Cómo definís a Irene, tu personaje en "La mirada de sus ojos"?
Es una mujer estructurada, con mucha teoría y poca práctica, que, con el paso del tiempo y luego de unos cuantos golpes, maduró y tiene otra visión de la vida.
Se va a cambiar para las fotos y reaparece más sensual, escotada... Se acomoda, sabe dónde dirigir ese par de ojazos y tararea "Se dice de mí", la conocida canción con la que cierra el disco. "Me animé a editarlo, es un tema muy Tita Merello y una le teme al qué dirán... Pero pude liberarme de los pruritos...".
Fecha de Publicacion: 19 de agosto de 2009
Fuente: http://www.larazon.com.ar
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