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13 agosto 2009

El mejor momento de Villamil

Soledad Villamil comenzó a estudiar teatro siendo una adolescente, en 1984. Morocha y de ojos verdes, tiene el don de conquistar con la mirada. Trabajó en ocho largometrajes, como El sueño de los héroes; la comedia romántica No sos vos, soy yo; el western urbano Un oso rojo, junto a Julio Chávez, y, junto a Darín, dirigida por Campanella, en El mismo amor, la misma lluvia, que fue éxito aquí y en España. Hizo TV, teatro (Ella en mi cabeza, Glorias porteñas) y canta tango. Es más: está por lanzar un nuevo CD.

En El secreto de sus ojos es una abogada que tiene apellido importante, que se perfeccionó en los Estados Unidos y que entra por la puerta grande a un juzgado en lo correccional de instrucción porteño de 1976 en el que se tramita un caso de violación seguida de muerte en circunstancias poco claras. A pesar de intentar un camino rápido y a gusto del juez interviniente para resolver el caso (igual que lo hace al casarse no demasiado convencida sino por la inercia de su propia casta), da un paso al frente, de cara a una realidad que la supera. Es un personaje que, como el de Darín, aparece primero en la década del 70 y después en la del 90 e implica un trabajo de composición para nada sencillo.

-¿Cómo es la abogada Irene Hastings?
-Está cargada de información académica, es decir, se sustenta en la teoría, lejos de la práctica, al menos hasta que llega a ese juzgado. Ser abogada tiene más que ver con poder resolver, como lo hace en el interrogatorio a partir de la intuición como mujer, que recurrir a la cosa teórica, protocolos que le reclama cumplir permanentemente al personaje de Ricardo.

-¿A qué conclusión te lleva este contacto con la "experiencia judicial"?
-Lo que terminás de entender es que todo termina en las personas, en las capacidades o incapacidades de cada uno, en la voluntad, en lo imposible, sea por conocimiento o por ánimo. Creo que ése es un aspecto interesante de la película: cómo la justicia toma una forma singular de acuerdo con las personas que la ejercen, dentro de un gran mecanismo. Cómo la justicia puede depender, finalmente, de la obsesión de un empleado y no necesariamente de un juez. Mi personaje está permanentemente tironeado? Es una película para ver con atención, con personajes para prestarles mucha atención.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar
Fecha de Publicacion: 12 de agosto de 2009

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