Soledad Villamil podría presentarse en sus recitales cantando «yo soy la morocha, la más agraciada», y agregar la de ojos verdes y expresiva mirada, pero ya es suficientemente conocida. Hay quien la vio despuntar en «Hamlet (o la guerra de los teatros)», y después pasar por otros escenarios con «Glorias porteñas», «Matar el pensamiento» y «Ella en mi cabeza», entre otras obras. Se la recuerda en cine por «El sueño de los héroes», «Un oso rojo», «El mismo amor, la misma lluvia» (Cóndor a la Mejor Actriz) o «No sos vos, soy yo». Y en TV vale con decir que actuó en «Vulnerables», «Culpables» y «Locas de amor». Dialogamos con ella sobre su carrera y sus viajes.
Periodista: ¿Anduvo de turista por el mundo?
Soledad Villamil: Me gusta mucho viajar. Lo hice por mi cuenta y muchas veces, por suerte, por trabajo. Viajar es una experiencia fuerte, intensa, que siempre -aunque no nos demos cuenta- en algo nos cambia. Y viajar trabajando, de gira, lleva a establecer una relación diferente con los lugares. Enseguida, inevitablemente, se arman relaciones de colaboración, de trabajo, de convivencia. Todo eso hace curtir los lugares de un modo diferente, de una forma que yendo como turista no ocurriría.
P.: ¿Un ejemplo?
S.V.: Una experiencia hermosísima para mí fue ir al Festival de Teatro de Avignon, uno de los festivales más importantes de Francia. Ahí, con el espectáculo «Glorias porteñas» hicimos 23 funciones, estuvimos más de un mes. Nos dieron para residir una casa dentro del casco antiguo de la ciudad. Nos levantábamos por la mañana y nos íbamos al mercado a comprar baguettes y fruta. Pasábamos por el Palacio de los Papas, el puente, las murallas, las iglesias, las capillas sin darles importancia como si fuéramos francesas. Andábamos por el Petit Palais, el museo Calvet, el museo Angladon, el palacio del Roure, y con un saludo teatral homenajeábamos al pasar la casa Jean Vilar. Vivíamos una vida prestada. Era alucinante. Viajar trabajando me parece ideal. Claro, hay otros viajes que también tienen mucho atractivo.
P.: ¿Por ejemplo?
S.V.: Hacer un buen camping en el Sur para las vacaciones.
P.: ¿Estuvo en Nueva York?
S.V.: (Sonríe) Fuimos con mi marido a recibir allí el 2000, pasamos 40 días. Comenzamos el siglo XXI en el puente de Brooklyn gritando happy new year. Hay algo mágico que ocurre en esa ciudad cuando uno reconoce lugares que ha visto en películas, sobre todo si a uno le gusta Woody Allen. La vida cultural en la Big Apple te atrapa. Recuerdo haber estado una semana entera yendo al Metropolitan, todos los días estaba 8 horas dentro del museo, y volver al día siguiente, y volver y volver. O ir al MoMA, al Guggenheim, al Whitney. Ir a escuchar algo al Lincoln Center o a ver algo en Broadway. Culturalmente es increíble. Siempre quiero volver.
P.: ¿De qué origen es su familia?
S.V.: Soy bien porteña: tengo abuelos españoles, italianos, polacos y rusos. Soy un buen exponente de la mezcla que construyó esta ciudad. Tengo como deuda visitar la tierra de los orígenes familiares. Por caso los Villamil provienen de Asturias. Y si bien he estado en España, no pude acercarme a Oviedo. Lo mismo me pasa con la parte de mi familia que se vino de Italia.
P.: ¿Notó que Buenos Aires está invadida de turistas extranjeros?
S.V.: Es increíble, impresionante. Lo veo en la calle y en mis recitales. Es que la Argentina tiene mucho para ver, para conocer. En arte, en cultura, en la música, en la ciudad, pero también en su magnífica naturaleza. Para conocer y quedarte con la boca abierta, para disfrutar de las bellezas de la Argentina no te alcanza la vida.
P.: ¿Qué lugares le gustaría conocer?
S.V.: Muchísimos de la Argentina. Conozco poco de nuestro Norte, sólo la Quebrada de Humahuaca. Me gustaría recorrer Salta. Conozco San Juan, pero no Mendoza, y es una deuda que no me puedo perdonar. Me gustaría ir a recorrer los Caminos del Vino y también ir a cantar. Después está el Sur, tengo que ir al glaciar Perito Moreno. Son deudas que siento que tengo que pagar a la brevedad.
«Estoy en deuda con lugares del norte y el sur del país, esos que fascinan a turistas extranjeros», señala Soledad Villamil.
Fuente: Ambitoweb.com
Fecha de Publicacion: 13 de noviembre de 2008
Periodista: ¿Anduvo de turista por el mundo?
Soledad Villamil: Me gusta mucho viajar. Lo hice por mi cuenta y muchas veces, por suerte, por trabajo. Viajar es una experiencia fuerte, intensa, que siempre -aunque no nos demos cuenta- en algo nos cambia. Y viajar trabajando, de gira, lleva a establecer una relación diferente con los lugares. Enseguida, inevitablemente, se arman relaciones de colaboración, de trabajo, de convivencia. Todo eso hace curtir los lugares de un modo diferente, de una forma que yendo como turista no ocurriría.
P.: ¿Un ejemplo?
S.V.: Una experiencia hermosísima para mí fue ir al Festival de Teatro de Avignon, uno de los festivales más importantes de Francia. Ahí, con el espectáculo «Glorias porteñas» hicimos 23 funciones, estuvimos más de un mes. Nos dieron para residir una casa dentro del casco antiguo de la ciudad. Nos levantábamos por la mañana y nos íbamos al mercado a comprar baguettes y fruta. Pasábamos por el Palacio de los Papas, el puente, las murallas, las iglesias, las capillas sin darles importancia como si fuéramos francesas. Andábamos por el Petit Palais, el museo Calvet, el museo Angladon, el palacio del Roure, y con un saludo teatral homenajeábamos al pasar la casa Jean Vilar. Vivíamos una vida prestada. Era alucinante. Viajar trabajando me parece ideal. Claro, hay otros viajes que también tienen mucho atractivo.
P.: ¿Por ejemplo?
S.V.: Hacer un buen camping en el Sur para las vacaciones.
P.: ¿Estuvo en Nueva York?
S.V.: (Sonríe) Fuimos con mi marido a recibir allí el 2000, pasamos 40 días. Comenzamos el siglo XXI en el puente de Brooklyn gritando happy new year. Hay algo mágico que ocurre en esa ciudad cuando uno reconoce lugares que ha visto en películas, sobre todo si a uno le gusta Woody Allen. La vida cultural en la Big Apple te atrapa. Recuerdo haber estado una semana entera yendo al Metropolitan, todos los días estaba 8 horas dentro del museo, y volver al día siguiente, y volver y volver. O ir al MoMA, al Guggenheim, al Whitney. Ir a escuchar algo al Lincoln Center o a ver algo en Broadway. Culturalmente es increíble. Siempre quiero volver.
P.: ¿De qué origen es su familia?
S.V.: Soy bien porteña: tengo abuelos españoles, italianos, polacos y rusos. Soy un buen exponente de la mezcla que construyó esta ciudad. Tengo como deuda visitar la tierra de los orígenes familiares. Por caso los Villamil provienen de Asturias. Y si bien he estado en España, no pude acercarme a Oviedo. Lo mismo me pasa con la parte de mi familia que se vino de Italia.
P.: ¿Notó que Buenos Aires está invadida de turistas extranjeros?
S.V.: Es increíble, impresionante. Lo veo en la calle y en mis recitales. Es que la Argentina tiene mucho para ver, para conocer. En arte, en cultura, en la música, en la ciudad, pero también en su magnífica naturaleza. Para conocer y quedarte con la boca abierta, para disfrutar de las bellezas de la Argentina no te alcanza la vida.
P.: ¿Qué lugares le gustaría conocer?
S.V.: Muchísimos de la Argentina. Conozco poco de nuestro Norte, sólo la Quebrada de Humahuaca. Me gustaría recorrer Salta. Conozco San Juan, pero no Mendoza, y es una deuda que no me puedo perdonar. Me gustaría ir a recorrer los Caminos del Vino y también ir a cantar. Después está el Sur, tengo que ir al glaciar Perito Moreno. Son deudas que siento que tengo que pagar a la brevedad.
«Estoy en deuda con lugares del norte y el sur del país, esos que fascinan a turistas extranjeros», señala Soledad Villamil.
Fuente: Ambitoweb.com
Fecha de Publicacion: 13 de noviembre de 2008
2 comentarios:
Hermosa la nota a Sole!
me encanta como es ella...
suertee y besos :)
Mée
hOLA sOLEDAD QUISIERA QUE CUANDO VENGAS A JUJUY, VISITE SAN SALVADOR ES HERMOSA, COMO VOS.
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